jueves, 31 de enero de 2008

¿Ser o parecer?

Esa es la cuestión. Y no me refiero ni a Shakespeare, ni a RBD, sino a los vínculos que existen entre la identidad y la imagen empresarial.

¿En qué consiste la identidad de una empresa y cómo hacerla coincidente con la imagen que el público tiene de ella? ¿Se nace con una imagen o se construye?

La imagen pública, ya sea de una persona o de una organización, es un constructo que resulta de la identidad del ente y la percepción que tiene el receptor, en un contexto específico.

Por tanto, el meollo de la situación está en construir una identidad tal que condicione la percepción deseada en el público. Es decir, que derive en la imagen ideal o deseada por el emisor.

Lograr objetivo semejante requiere de un trabajo metódico y planificado. En aportaciones sucesivas se abordarán tanto los pasos para construir una identidad, como para comunicarla y adiministrarla en forma acertada.

¿Por qué son relevantes las cuestiones antes enunciadas? En México, cada año se lanzan alrededor de 8 mil nuevos productos al mercado. Sin embargo, el 80% desaparecen.

¿Cuál es la razón de semejante tasa de mortandad? Todas las empresas cuentan al menos con un producto, el cual tiene un precio de venta y se comercializa en un mercado determinado usando distintos medios de publicidad.

Visto desde esta perspectiva, todas las empresas, -sin importar su tamaño-, realizan mercadotecnia, pues mezclan en formas diversas sus cuatro elementos fundamentales: producto, precio, plaza y promoción.

Luego entonces, la pregunta es: ¿cuántas compañías realizan un marketing serio? Y de ellas, ¿cuántas tienen una estrategia formal de comunicación? Veamos la realidad. De los 3 millones de empresas registradas en la República Mexicana sólo el cinco por ciento tienen un departamento de mercadotecnia.

He aquí el punto medular. La gran mayoría de nuestros empresarios venden sus productos sin un plan formal de mercadeo y menos aún, cuentan con una estrategia de publicidad que responda a sus objetivos organizacionales.

En el campo de las PyMEs nos encontramos con personas que tienen una idea y tratan de venderla, aunque no sepan cómo hacerlo ni se vean a sí mismos como empresarios.

En este punto, muchos proyectos interesantes se detienen pues la política de ensayo-error deriva en frustraciones que acaban con los recursos humanos, materiales, económicos y anímicos hasta del más emprendedor.

Así pues, el objetivo es proporcionar a micro, pequeños y medianos negocios, herramientas para potenciar su crecimiento y garantizar su sobrevivencia, a través del estudio y aplicación de las herramientas que proporciona la comunicación organizacional.

Somos lo que parecemos. Es decir, la imagen que la gente tiene de nosotros eso es lo que somos para el mundo. Si este reflejo coincide con nuestro mundo interior somos congruentes y tenemos mayores posibilidades de alcanzar las metas que establezcamos. Mas, cuando existen divergencias se incrementan las amenazas para subsistir.


La pregunta del día

¿Tu empresa, es o se parece?

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